jueves, 16 de septiembre de 2010

Gobierno de Anastasio Somoza García

Antes de salir de Nicaragua, los marines traspasaron el mando de los 4,000 soldados alistados en Guardia Nacional a Anastasio Somoza García, un sobrino político del presidente Sacasa que se había ganado la confianza del embajador y de los altos oficiales norteamericanos. Pronto convertiría esta fuerza militar en un formidable instrumento de poder personal. El 21 de febrero de 1934 el nuevo jefe director de la Guardia Nacional inició su ofensiva, haciendo asesinar a Sandino cuando éste salía de una cena en la casa de gobierno, a la que había sido invitado por el propio mandatario. El día siguiente desató una matanza de más de trescientos campesinos sandinistas, incluyendo mujeres y niños, que se encontraban en una cooperativa agrícola en Wiwilí, al este de Las Segovias. Luego, reorganizó las fuerzas armadas, purgando a sus adversarios y colocando a sus allegados en posiciones clave en todo el país. Finalmente, se concentró en fortalecer su influencia en el Congreso y el Partido Liberal, utilizando para ello el presupuesto del ejército, que representaba más de la mitad de los ingresos fiscales del Estado. Logrado esto, pasó a desplegar una abierta campaña para llegar a la presidencia, pese a que la Constitución vigente le inhibía de ocupar ese cargo, dado su parentesco con Sacasa y su condición de militar activo. Con apoyo estadounidense, Anastasio Somoza García se deshizo de sus rivales políticos, incluido Sandino, que fue asesinado por oficiales de la Guardia Nacional en febrero de 1934. En 1936, Somoza se convirtió en presidente de Nicaragua. Su familia se mantendría en el poder hasta 1979.
Anastasio Somoza fue presidente de 1937 a 1947, y de 1950 a 1956 (en el intervalo, no abandonó el poder, sino que siguió detentándolo mediante hombres de paja). La primera oposición al régimen de Somoza procedió de la clase media y de la clase alta, normalmente conservadora, que vieron con disgusto como el nuevo gobernante ponía el país en manos de su familia y amigos. A causa de las limitaciones de la libertad de expresión, los esfuerzos para resistir a Somoza no tuvieron ningún resultado. Muchos opositores abandonaron el país, exiliándose en Estados Unidos. Una excepción notable fue Pedro Chamorro, editor del diario La Prensa, el más popular del país, cuya reputación internacional y continuo rechazo de la violencia le hicieron intocable para el régimen.
La oposición liberal fue pronto eclipsada por la marxista, de carácter más radical. El 21 de septiembre de 1956, un joven poeta liberal, Rigoberto López Pérez, logró infiltrarse en una fiesta en la que se encontraba Somoza García, disparándole en el pecho y terminando con su vida (Somoza moriría a causa de la herida poco tiempo después).

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